El domingo pasado en la Parroquia, vivimos una de las experiencias más gratificantes que en tiempo no habíamos experimentado. Más de 150 niños y niñas que este año harán su Primera Comunión, renovaron las promesas del Bautismo, junto con sus padres y padrinos y una gran multitud de amigos y familiares, que hicieron que la Parroquia quedará pequeña. Gracias por tanto a la respuesta de todos, y sobre todo a los niños y niñas que vivieron con intensidad este preámbulo de lo que después será el gran día de su Comunión.

El esfuerzo y la tenacidad, unidos a la oración y a la necesidad de Evangelizar, al final tienen siempre su recompensa, la ilusión y la sonrisa de todos los niños y niñas, y la alegría de una Ceremonia festiva y alegre, que demuestra que la Iglesia sigue viva y con fuerza, por anunciar el amor y la misericordia de Dios. Sólo cabe decir, GRACIAS SEÑOR